Investigadores del MIT han estudiado el consumo potencial de energía y las emisiones de carbono si se generaliza el uso de vehículos autónomos. Calcularon que 1.000 millones de vehículos autónomos, cada uno de ellos conducido durante una hora al día y alimentado por un ordenador de 840 vatios, consumirían energía suficiente para producir aproximadamente la misma cantidad de emisiones que emiten actualmente los centros de datos. En la actualidad, los centros de datos representan alrededor del 0,3% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero, es decir, aproximadamente la misma cantidad de carbono que produce Argentina anualmente. El estudio se publicó en el número de enero/febrero de IEEE Micro.
El modelo, que simula el consumo de energía, viene determinado por el número de vehículos de la flota global, la potencia de cálculo de cada ordenador y el número de horas de conducción de cada vehículo. Para ponerlo en contexto, cada día todos los centros de datos de Facebook realizan varios billones de inferencias (1 cuatrillón son 1 000 billones). Algunas investigaciones sugieren que el tiempo de conducción de los vehículos autoconducidos puede aumentar porque las personas pueden realizar varias tareas a la vez mientras conducen, y los jóvenes y los mayores pueden conducir más. Dado que los vehículos autónomos se utilizarían para transportar tanto mercancías como personas, se podría repartir una enorme cantidad de potencia informática a lo largo de las cadenas de suministro mundiales. Hay qué tener en cuenta qué el modelo sólo tiene en cuenta la informática; ignora la energía consumida por los sensores de los vehículos o las emisiones de carbono producidas durante la producción.
Para mantener las emisiones bajo control, los investigadores han descubierto que cada vehículo autónomo necesita utilizar menos de 1,2 kilovatios de potencia informática. Para lograrlo, el hardware informático tiene que ser mucho más eficiente a un ritmo mucho más rápido, duplicando su rendimiento cada 1,1 años. Una forma de mejorar el rendimiento es utilizar hardware más especializado diseñado para ejecutar algoritmos de conducción específicos. Una vez demostrado este marco, los investigadores se proponen seguir investigando el rendimiento del hardware y las mejoras del algoritmo. Además, afirman que caracterizar el carbono incorporado de los vehículos autónomos -las emisiones de carbono generadas durante la producción del coche- y las emisiones de los sensores del vehículo podría mejorar su modelo. «Esperamos que la gente tenga en cuenta las emisiones y la eficiencia del carbono como métricas importantes en sus diseños. (…) El consumo de energía de un vehículo autónomo es fundamental no sólo para alargar la vida de la batería, sino también para la sostenibilidad», explica Vivienne Sze, profesora asociada del Departamento de Ingeniería Eléctrica e Informática (EECS).
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